Éste era el momento del día en el que más deseaba ser capaz de dormir.
El instituto.¿O sería más apropiado emplear el término «purgatorio»?
Si existía algún modo de purgar mis pecados, esto tenía que
contar de alguna manera. El tedio era a lo que menos me había
conseguido acostumbrar y, aunque parezca imposible, cada
día me resultaba más monótono que el anterior.
Supongo que ésta era mi manera de dormir, si el sueño se
define como un estado inerte entre periodos activos.
Me quedé mirando fijamente las grietas del enlucido de la
esquina más lejana de la cafetería, imaginando dibujos en
ellas. Era una manera de sofocar las voces que parloteaban
dentro de mi mente como el gorgoteo de un río.
Ignoré el centenar de voces por puro aburrimiento. Cuando
a alguien se le ocurre algo, seguro que ya lo he oído con anterioridad
más de una vez. Hoy, todos los pensamientos se concentraban
en el trivial acontecimiento de una nueva incorporación
al pequeño grupo de alumnos. No se necesitaba
mucho para provocar su entusiasmo. Había visto pasar repetido
el nuevo rostro de un pensamiento a otro, desde todos los
ángulos posibles. Sólo era otra chica humana. La excitación
que había causado su aparición resultaba predecible hasta el
aburrimiento, era como mostrar un objeto brillante a un niño.
La mitad del rebaño de ovejunos varones se imaginaba ya
enamorándose de ella, sólo porque era algo nuevo que mirar.
Puse más empeño en no prestar atención.
( no saben si no estoy feliz, nono. Me acabo de enterar que salió el quintoooooooo libro de Twilight y encontré el primer capítulo que ya empiezo a deborarmelo. Soy plenamente feliz - vale aclarar que el libro es relatado por Edward; pequeño detalle - )
No hay comentarios:
Publicar un comentario