27 oct 2009

Si el miedo me llenó de infelicidad en la niñez, multiplicó en cambio las posibilidades de mi imaginación y me llevó a exorcizarlo a través de la palabra; con mi propio miedo inventé el miedo para otros, aunque está por verse si los otros me lo han agradecido. En todo caso creo que un mundo sin miedo sería un mundo demasiado seguro de sí mismo, demasiado mecánico. Desconfío de los que afirman no haber tenido nunca miedo; o mienten, o son robots disimulados, y hay que ver el miedo que me dan a mí los robots.

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